sábado, 9 de agosto de 2008

los sueños



Los sueños no están dispuestos a darnos facilidades y en cuanto la luz aparece sabemos que se escapan por las rendijas de la memoria. Dentro de nosotros, en nuestro universo abandonado, se convierten en visibilidad. Nos desafían y se convierten en necesidad imperiosa cada noche. Pueden llevarnos hasta las cavernas del delirio o a las oscuras petulancias de los instintos. La supuesta desigualdad con la realidad sacude nuestra conciencia y la situación se repite una y otra vez.
Ayer tuve un sueño, cuando desperté en ese efímero momento de gloria inexplicable entre los dos mundos, una sensación cálida recorría mi cuerpo. Guiado por la llama de la manzana envenenada, el pilar erigido para satisfacer los volubles deseos de mi primordial naturaleza lucía entre una niebla de pensamientos candorosos. Abandonando progresivamente el marginal estado de la mente, acudí al volcán de fruta prohibida inherente en estos terrenos de sabanas y jardines balsámicos.

(mayo 2008, en el otro rayo verde)

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