jueves, 28 de agosto de 2008

la noche menos pensada


Ante todo quisiera decir que descubrí demasiado tarde el programa de radio "la noche menos pensada". Surgió a principio de este verano por los efectos sencillamente extraordinarios que se dan en las mágicas horas nocturnas. Se impuso así volverme acólito al poderoso aliento de los arquitectos del lenguaje y de las ideas, que corresponden a Manolo Hernández Hurtado y su equipo de colaboradores, capaces de absorber horas de ensueño en las madrugadas y ofrecer paseos subyugantes por la luz de las tinieblas radiofónicas.

Ocurre últimamente que tengo interrupciones del sueño por motivos ajenos a mí, en mi caso, felices interrupciones. Agraciado en estas memorables noches por el inesperado encuentro en las ondas y aprovechando estas circustancias pasajeras, me he sentido atraído poderosamente a sintonizar la emisora de R.N.E., entre el intervalo de horas que dura el programa y que coinciden con mi desvelo forzoso de mi nueva condición de padre.

Mi sintonizador "Sony", con función "sleep", es como un vampiro, me conduce por la noche hacia los territorios donde residen los sueños, las aventuras, las ambiciones humanas y las razones. Es más que suficiente uno de esos momentos irrepetibles de Javier Bergia para gozar o tener el privilegio de escuchar a Bernardo Souvirón en lo que contribuye a la armonía estética. La cultura es tomada rigurosamente en serio o, en medio segundo, es concebida como una inmensa fiesta. La medida exacta la pone Óscar López convertido en repositorio de incógnitas magnificas que las da entender sin modificar, en un continuo explorar. El que responde a todo esto, Manolo HH, centro del monstruo, perfila la contienda como un maestro, observa desde la distancia y descubre la fascinante realidad entre sus invitados y colaboradores. Sus puntillas son imposibles, provocan inspiración y nos pone en vigilancia en la frontera de los reflejos. No hay atisbos de mediocridad.

Esta semana, con la inmensidad de la amargura de la verdad me estremezco al enterarme que desaparece su programa. Me limito a escuchar la catarata de lamentos y de buenas intenciones desplegadas por los oyentes, es impresionante el nivel. La ascensión al límite no tiene fin. Esta noche es el último programa, que por causas que desconozco sesga la dirección de Radio Nacional de España. Les invito a quien tenga por instinto leer hasta aquí, a escuchar este último episodio de maravillosas inercias universales. Déjense conducir por el ingenio, por la civilización. En buena parte, mañana despertaremos un poco más tristes. Aparentemente.


No hay comentarios: