lunes, 13 de octubre de 2008

SPLASS


Aquellos años uno los puede examinar en lo que tiene de virtud el redescubrimiento. En los años 80 del pasado siglo, Splass era una Disco-Bar que estaba situada en la calle Galileo. Allí desembarcábamos los jóvenes sobre un terreno formado por cubos de colores, apilados en escalones. Al sitio había que llegar bajando unas escaleras, creo recordar un guardarropa, y a continuación aparecía un pasaje que comunicaba con la sala del baile que se encontraba al otro lado. En estos escenarios se podía echar cuentas de una fauna increíble. Siempre me recordaba al Bar de “La Guerra de las Galaxias” donde concurrían seres de otros mundos. Aquello era un escaparate insólito. Había que ser diferente e ir a la moda del grupo al que pertenecías. Aquello formaba parte del proyecto común del ecosistema “moderno”.
Las colecciones de tribus que desfilaban por allí eran sorprendentes. Tenia unos amigos que nos entremezclábamos entre la lírica de los siniestros y el laberíntico mundo after-punk y mod. No había pistas fiables ni consolidadas pertenencias. No existían jerarquías ni alianzas. La gente pululaba por el Splass y hacían acto de presencia en la pista de baile cuando sonaban las canciones de “The Cure”, “The Smiths” o “The Pil” de Johnny Rotten. Diríase que estábamos extraviados hasta que sonaba nuestra canción favorita.
Nuestros “enemigos” eran la gente normal de la que renunciábamos con nuestra indumentaria. Éramos indiferentes a lo convencional. En una ocasión recuerdo a un par de amigos del barrio, fuera de esta cultura de expresión, en el Splass. Llegados a este territorio de la otra realidad, treparon por los cubos y encaramados en su pasajera elevación se postraron a observar exclusivamente, a percibir los valores reivindicativos de las imágenes ideológicas de la concurrencia. La legibilidad en ese ambiente de penumbra incidía en su imaginación y salieron sin decir nada, con toda una carga de sensaciones inolvidables.
Por entonces en Madrid existía una cosa llamada “la movida” que despertaba y motivaba a la gente a dar con otras maneras de entender la cultura y la evolución de la sociedad. Madrid era un lugar intensificado y de una atmósfera hirviente. Vivir en aquel hervidero mereció la pena como peripecia individual.
Splass era un reflejo de esos años. Era un lugar apropiado y razonable para comunicarnos los jóvenes. Allí establecí vínculos en torno a la gente como yo. Allí fue posible la existencia a partir de nosotros mismos, de formar parte de la juventud rebelde. El lenguaje propio lo poseíamos y también, la alegría de vivir, de lo que nada resultaba aburrido.

12 comentarios:

mummy dijo...

Yo tambien fui varios años al Splass. Fue mi primera discoteca donde descubri la musica que me enloquecio, la indumentaria, etc. Conoci a mucha gente de todo tipo que me marcó para siempre (modernitos, punks, mods, rockers,...). Esa gente, conocia a otra gente y, de verdad, fue una experiencia vivida y nada aburrida. Ha sido nostalgia lo que he sentido cuando he leido esto. Que buenos recuerdos tengo de esos años, ahora que tengo cuarenta y ...

Unknown dijo...

Yo vivía toda la semana para ir a Splash. Era el gran encuentro de la semana.La música mezclaba a street Cats con Depeche Mode o a Pil ( this is not a LOVE Sing). Fueron los primeros años de universidad donde se hablaba de Almodóvar o lo que molaba ser de Falange. Eran contradicciones en si misma o a lo mejor no tanto.

Javi calleja dijo...

Tengo una caja de cerillas con publicidad del Splass y me molaría ponerla aquí, pero no se como?

Javi calleja dijo...

Ese sitio era el de mis primeros pasitos a lo que luego fue la onda de los que nos llamábamos los modernos
Luego llegó el Brujas que era un poco más siniestro, el Splass estaba dentro de la primera época, mi preferida..The Smiths “Big mouth “ siempre la ponían

Javi calleja dijo...

Tengo una caja de cerillas del Splass y no se como colgarla aquí, alguien sabe please?

Rafael Prieto dijo...

Asiduo también del Splass, no había un sábado que no concurriese para encontrarme allí con un buen montón de amigos/as de la movida after-punk. Mis primeras borracheras y las primeras tetas que yo toqué, fue encaramado a uno de aquellos cubos multicolor que había a la entrada a la derecha, justo enfrente de los baños. ¡Qué buena música ponían! ¡ Y cuanto aire de libertad!....¡Más que ahora!

Angel Luis dijo...

Que bien la has descrito, heran tardes de tomar medios (1/2 cubata) en el Julio (tasca cercana) antes de entrar a Esplas y domingos a Voltereta en los vajos de la plaza de los cubos(entrada con 1 consumición y una cerveza) con el mismo ambiente Underground, lugar pequeño con grandes altovoces en el que se juntaban un grupo de sordomudos que con la musica tan alta todos eramos sordos y nos entendiamos con señas, canciones como la de Anne Clarc - Our Darkness, Killing Joke - Love Like Blood,KATE BUSH - Running up that hill etc. En fin cuando la musica era de importación y dificil de conseguir esceptuando los Depeche, The Cure, The Cult etc, epoca de comprar ropa en el Stok camisas cruzadas con corchetes y pantalones de globo (que comodos por cierto) para los Tecnos beisbolera o cazadora de aviador y los inolvidables Buggies (zapatos de punta con suela ancha) para los Mod, Rokers y Punkis todos tribus de aquella epoca retratados por Cesepe en un boletin de Discoplay, !que tiempos¡ Un saludo para todos.

Fernando dijo...

Yo conocí el Splass el 1 de enero de 1984, es decir, esa Nochevieja. Después, ya no pude dejar de ir todos los domingos. Es cierto lo que decís de que cuando se entraba allí entrabas a otro mundo, un mundo que no ví en ninguna otra discoteca de Madrid. Esos dos años (84 y 85) fueron los mejores de mi vida. Si apareciera un hada Madrina y me otorgase 3 deseos, uno de ellos sería volver a vivir el año 1984 para disfrutar de las tardes de domingo en el Splass. Sin embargo, no atisbé tanto aire de libertad como comentais ya que nunca vi a dos tíos o tías enrollándose, claro que en los 80 era muy difícil salir del armario. Si tuviera que elegir una banda sonora de esos años en aquella discoteca seria "This charming man" del grupo The Smiths.

John Doe dijo...

Conocí el Splass gracias a un amigo. Íbamos frecuentemente en el 85-86, cuando era estudiante en Madrid. A veces venían de visita algunos amigos a Madrid a verme. Uno de ellos hacía la mili en la capital, pues un domingo que fuimos al Splass luego tenía que acuartelarse después del permiso de fin de semana, pues fuimos con el petate que dejó en el guardarropas y al marchar todos se fue al baño y se puso el uniforme para ir cambiado al cuartel. Vaya bulla que nos metió el portero al salir por la puerta jaja.

UnknownPleasures dijo...

Todavía alguien se acuerda de Splass ? lo conocí en 1984, con 15 años. Me acuerdo que la primera vez me impresionó, e intimidó, las pintas de la gente esperando para entrar (había una cola considerable). Había un poco de todo: clónicas de Siouxie, muchas, pero muchas (su influencia esos años era enorme) mods; new romantics; góticos; rockers; pijos curiosos, incluso algún skin head. No obstante supe inmediatamente que era lo que buscaba. Convencí a mis amigos para entrar y lo flipé. Como descubrir Alicia en el país de la maravillas versión post punk años 80. Me acuerdo la pista llenándose al sonar Torch de Soft Cell, The Walk de The Cure, por supuesto This Charming Man de los Smiths, Depeche, PIL, Electricity de OMD, Israel de Siouxie, Lords of the New Church etc etc. Toda la música que oía en mi casa. En pocas semanas me rapé los lados, me dejé tupé, compré boogies, ropa negra, un collar de perlas (si, era lo normal de entonces) y así todos los fines de semana hasta 1986, donde con mis nuevos amigos de ese ambiente nos pasamos a Voltereta. Sobre todo era divertidísimo. Es lo que más me acuerdo, lo bien que nos lo pasábamos. En 1986 empezó a estropearse un poco, con un ambiente más macarril y druggy, y por entonces Voltereta era una especie de Blitz madrileño. Lo conocíamos cuatro gatos, era totalmente underground y las pintas a lo Steve Strange/Noir cinema eran tremendas, un poco como Splass al principio pero más New Romantic y mucho más desinhibido sexualmente. También divertidísimo, aunque tampoco duró mucho. Para 1988 la EBM acaparó todo, y ese rollo, que si la música, no me gustaba tanto, y yo ya empezaba a evolucionar hacía la escena indie que acabó con el Shoegaze y el Britpop (sala Maravillas de los 90), pero esa ya es otra historia. Esos años 84-86 en Splass fueron inolvidables.

Richard Saura dijo...

Para mí fue la mejor discoteca de los ochenta. El mejor ambiente Tecnopop de España. Allí nació la movida tecno-siniestro. No podemos olvidar a Voltereta y Cambalache, los tres locales concentraban el mejor ambiente moderno del Madrid de los ochenta.

Juanillo dijo...

Yo conocí Splass cuando cerró el Rock-Ola, alternaba fines de semana uno a Splass los sábados y otros a Oz/bailas Carol (después fue Voltereta Ketal), al igual que Splass fue después Revolver.
Pero Splass fue mi transición de New Romantic/ Tecno-Pop a postmoderno y donde encontré grandes amistades, algunas todavía conservo